Raúl Alfonsín
Un 12 de marzo, hace 85 años, nacía un grande. Raúl Alfonsín, el padre de la democracia, el que nos dió tantas lecciones, que nos enseñó tanto. El viejo nos dejaba un 31 de marzo. El llanto nos llenó a miles ese día.
Un ejemplo de persona, que nos mostró que se pueden cambiar las cosas, no importa de donde vengas.
El abuelo de Raúl, Serafín, iba a los campos a comprar cueros, y luego los revendía en el pueblo (Chascomús). Más tarde, el padre de Raúl siguió con el trabajo de su padre, y llegó a poner un pequeño multirubros en su pueblo. Su hijo, Raúl Alfonsín, consiguió estudiar abogacía gracias al esfuerzo tanto de su familia como propio. Y él, el nieto e hijo del tendero, llegó a ser Presidente de la Nación Argentina.
Y yo lo conocí.
Su gobierno fue muy criticado, y también alabado. Fue llamado el «mejor presidente de Argentina» tanto por radicales como por opositores.
Un boicot de la derecha liberal y las corporaciones hizo que debiera renunciar antes de finalizar su mandato, para ceder el poder al presidente electo, procedente de La Rioja (no, no lo voy a nombrar, no quiero que se caiga mi blog).
El Pacto de Olivos, muy criticado por algunos, en realidad permitió apertura a la constitución, y dió cosas que de otra forma no se hubieran conseguido.
El último gran heroe, capaz de dar vuelta a todo un auditorio con tres palabras. «Porque es una actitud fachista el no escuchar al orador.»
Se te extraña viejo. Le haría bien al país tenerte de vuelta…